viernes, 5 de octubre de 2007

¿La moneda del futuro?

El comercio con “talentos”

Una forma de compartir las habilidades. Una red de colaboración entre las personas, que resulta útil y se mueve al margen de la moneda oficial.

Alrededor de 2.000 socios comercian con “talentos”. En el mundo hay alrededor de 6.700 miembros, repartidos en 50 grupos, en ocho países distintos. Aunque la moneda de sus países sea diferente, todos pueden hacer intercambios entre ellos.
Las personas que viven en las zonas deprimidas no tienen dinero suficiente, no pueden comprar nada aunque estén dispuestos a trabajar.
Por ejemplo: un mecánico y personas que necesitan de sus servicios, pero no le pueden pagar porque no tienen dinero.

¿Cómo funciona este comercio?

Pongamos por ejemplo que un comprador necesita una plancha: a través de la web realiza una búsqueda y encuentra una plancha que cuesta 70 talentos; se pone en contacto con el vendedor y cuando la venta ha tenido lugar, el comprador rellena un resguardo con sus datos y los del vendedor, las cuentas de ambos y el precio. El vendedor introduce estos datos en un formulario de la web y queda registrado: como consecuencia, el comprador debe a la comunidad 70 talentos en bienes o servicios y el vendedor tiene 70 talentos a su favor.

Las monedas complementarias casan “necesidad” con “oferta” y, al contrario que las monedas nacionales, sólo se ponen en circulación cuando un intercambio se anota en el sistema. La bolsa o intercambiador de talentos, funciona como un banco, pero de forma más racional y transparente, ya que cada individuo puede ver la cuenta de los otros miembros del banco. Pueden obtener un crédito, poniendo su cuenta en déficit, y también pueden ahorrar, depositando talentos.”Se cobra una pequeña tasa, en talentos, por las transiciones hechas, para pagar al administrador. Sin embargo, al contrario que en cualquier otro banco, no se cobran intereses. Si un miembro se endeuda mucho, el resto deja de venderle hasta que se recupera y, si tiene demasiados ahorros, se le pide que gaste para que el sistema funcionando correctamente.Se pueden comprar muchas cosas en el intercambiador de talentos: mobiliario de oficina y hogar, libros, servicios de contabilidad e informática, asistencia sanitaria, jardinería, servicio doméstico y reparaciones a domicilio.

Esta es una noticia que podríamos relacionar con un cuento de Rumi, explicado por Jodorowsky...

El Mendigo y El Avaro

Un día, un mendigó llamó a una puerta para pedir caridad. Un hombre salió a abrirle:

-¿No tendrá un poco de pan que darme? –dijo el mendigo.
-¡Por supuesto que no! –Respondió el propietario de la casa-. Yo no soy panadero. ¡Sigue tu camino!
-¿No tendría talvez un poco de carne?
-¡Aún menos ¡Yo no soy carnicero! ¡Vete!
-¿Y un poco de harina, entonces?
-¡He dicho que no! ¡Esta casa no es un molino! ¡No insistas!
-¿Y un poco de dinero? ¿Podría usted darme un poco de dinero?
-¡Basta ya! ¡Yo no y ningún banco! ¡Largo de aquí!
-Puesto que no puede darme nada –insistió el mendigo-, ¡podría al menos permitirme descansar a la sombra, en su casa?
-¡Siéntate allí! –dijo el avaro exasperado, señalando una silla en el interior.
El mendigo entró en la casa y comenzó al punto a hacer sus necesidades.
-¡En un lugar tan inútil como éste, no veo otra cosa mejor que hacer!

Jodorowsky la explica:
¿Cuál es mi utilidad si no soy generoso? La casa podría simbolizar el ego y todas sus riquezas. Si no soy capaz de compartir lo que poseo, soy digno de tomar un retrete...

Al márgen del nombre que queramos poner, se trata de crear redes de colaboración. Ahondando en el principio de compartir esas cosas que sabemos hacer y enriquecernos con las habilidades de otros en un intercambio no competitivo.

1 comentario:

Estrella dijo...

Personalmente, me parece una noticia de las más positivas que se pueden encontrar en los días que corren por los medios de comunicación.

Por cierto, ¿Quién vió el año pasado a Alejandro Jodorowsky en el programa de televisión "Carta Blanca"?

En la introducción de dicho programa, habló de esta manera:

"Me gusta desarrollar mi consciencia para comprender por qué estoy vivo, qué es mi cuerpo y qué debo hacer para cooperar con los designios del universo.
No me gusta la gente que acumula datos inútiles y se crea conductas postizas plagiadas de personalidades importantes.
Me gusta respetar a los otros, no por las desviaciones narcisistas de su personalidad, sino por su desarrollo interno.
No me gusta la gente cuya mente no sabe descansar en silencio, cuyo corazón critica a los otros sin cesar, cuyo sexo vive insatisfecho, cuyo cuerpo se intoxica sin saber agradecer estar vivo. Cada segundo de vida es un regalo sublime.
Me gusta envejecer porque el tiempo disuelve lo superfluo y conserva lo esencial.
No me gusta la gente que por amarras infantiles a mentiras las convierte en supersticiones.
No me gusta que haya un papa que predica sin compartir su alma con una papisa.
No me gusta que la religión esté en manos de hombres que desprecian a las mujeres.
Me gusta colaborar y no competir.
Me gusta descubrir en cada ser esa joya eterna que podríamos llamar dios interior.
No me gusta el arte que diviniza el ombligo de quien lo practica.
Me gusta el arte que sirve para sanar.
No me gustan los tontos graves.
Me gusta todo aquello que provoca la risa.
Me gusta enfrentar, voluntariamente, mi sufrimiento con el objeto de expandir mi consciencia. .."
.....

El desarrollo de la consciencia y el alcanzar la grandeza de compartir, me parece que caminan de la mano...

Gracias al autor del blog por su inmensa generosidad.