jueves, 25 de octubre de 2007

Así funciona el cerebro del optimista

Técnicas de imagen localizan la predisposición a esperar hechos positivos.

El optimismo respecto al futuro es un rasgo típicamente humano. Las personas suelen esperar que las cosas les sean favorables, que vivirán más que la media o que su feliz matrimonio no terminará en divorcio. Ahora un equipo de científicos ha relacionado la actividad en zonas determinadas del cerebro con el optimismo y ha visto que son las mismas que se habían relacionado anteriormente con las experiencias de dolor y con la depresión, a su vez relacionada con el pesimismo.

Los investigadores recurrieron a una resonancia magnética funcional del cerebro para examinar cómo se activa la predisposición a esperar que sucedan acontecimientos positivos aunque no exista razón alguna para ello. Dirigidos por la psicóloga Elizabeth A. Phelps, de la Universidad de Nueva York, comprobaron que cuando los individuos imaginan los éxitos que les depara su carrera profesional, por ejemplo, aumenta la actividad en la amígdala y la corteza cingulada anterior del cerebro.

La conclusión es que la depresión puede estar relacionada con irregularidades en el funcionamiento de las zonas identificadas. En opinión de Marcello Costa, de la universidad australiana de Finders, este trabajo, como otro reciente sobre el reflejo de la ideología en la actividad cerebral, está en la línea, cada vez más popular, de conectar el cerebro y la mente por la base neurobiológica.

Quiero insertar en esta noticia el mensaje de Jodorowsky sobre la felicidad. Que radica en encontrar fórmulas para transmitir mensajes plenos de optimismo, es su forma de mantenerse atento, con los ojos bien abiertos, con la lámpara de la conciencia brillando más que nunca. Actualmente busca por todos los medios a su alcance demostrar la permanente presencia de los milagros en la vida y nos aclara taxativo que lo importante no es “aprender a hacer milagros, sino que aprender a verlos”. Lo que no constituye la declaración pasiva de un sujeto sobre quien obran las tendencias fatales del destino, sino la activa búsqueda del asombro y del reconocimiento de la vida que, para él, es un milagro continuo.

1 comentario:

Estrella dijo...

Me parece oportuno dejar la reseña de un libro actual relacionado con esta noticia:

LA BIOLOGIA DE LA CREENCIA: LA LIBERACION DEL PODER DE LA CONCIENCIA, LA MATERIA Y LOS MILAGROS de LIPTON, BRUCE H. (ed.
PALMYRA)

El autor, biólogo celular, describe con precisión las rutas moleculares a través de las que nuestras células se ven afectadas por nuestros pensamientos gracias a los efectos bioquímicos de las funciones cerebrales. Con lenguaje sencillo, múltiples ilustraciones, humor y ejemplos actuales, el doctor Lipton explica que los genes y el ADN no controlan nuestra biología; sino que es el ADN el que está controlado por las señales procedentes del medio externo celular, entre las que destacan los poderosos mensajes que provienen de nuestros pensamientos positivos y negativos. De esta manera, nuestro cuerpo puede cambiar realmente si reeducamos nuestra forma de pensar.

"El pensamiento crea realidad", las creencias se materializan dentro y fuera de nosotros, los sueños se cumplen...

Saludos.